Comenzó el invierno y aumentan los casos de gripe.
La lactancia materna protege a los bebés disminuyendo las posibilidades de contagio y los ayuda a recuperarse cuando se enferman.
Los bebés que no son amamantados suelen contraer infecciones con más frecuencia y gravedad que los bebés que se alimentan con leche materna. Durante la lactancia las mamás les transmiten anticuerpos a sus hijos a través de la leche materna. Los anticuerpos son proteínas generadas por el sistema inmunológico que ayudan a combatir infecciones. Ninguna otra leche, ni ningún otro alimento, contiene anticuerpos.
RESFRÍO Y GRIPE COMÚN
Los resfríos y gripes comunes son infecciones de las vías respiratorias superiores (desde la nariz hasta la tráquea) generalmente de origen viral. Estos virus no se transmiten por la leche materna. De hecho, la recomendación es continuar con la lactancia, interrumpirla podría ser más peligroso porque el bebé dejaría de recibir -a través de la leche- las defensas que está fabricando la madre para esa enfermedad.
Estas enfermedades no tienen tratamiento específico antiviral y se curan solas en 5 a 10 días. Comúnmente, las drogas utilizadas para aliviar sus síntomas, son compatibles con la lactancia. Si se receta alguna puede buscarse en la siguiente página su grado de compatibilidad con el amamantamiento y encontrar una opción de menor riesgo, si fuera necesario: www.e-lactancia.org
No está justificado separar al bebé de su madre. El lavado de manos es importante para minimizar el riesgo de contagio.
GRIPE A
Cuando una mamá que está amamantando contrae Gripe A puede seguir amamantando, es preferible que lo haga con barbijo y lave bien sus manos antes de tocar al bebé. Necesitará del apoyo y colaboración del entorno para sostenerlos y acompañarlos durante la enfermedad.
La Gripe A es contagiosa unos días antes de que aparezcan los síntomas, de ahí la inutilidad de separar a la madre del lactante. Tampoco está indicado separar a los recién nacidos de sus madres (Sendelbach 2012, Cantey 2013).
La gripe A tanto en la madre como en el lactante, es compatible con la lactancia. La interrupción de la lactancia aumenta el riesgo de contagio y la gravedad de la infección en el lactante. Los medicamentos antivirales son compatibles con la lactancia materna.
Si el bebé está enfermo, lo mejor es seguir amamantándolo, ofreciéndole el pecho más seguido durante la enfermedad. Los bebés enfermos necesitan más líquidos que cuando están sanos, la leche materna es mejor que cualquier otro líquido, aún mejor que el agua, porque también ayuda a reforzar su sistema inmune.
Si el bebé está tan enfermo que no puede tomar el pecho, se le puede brindar la leche materna con una taza, una jeringa o un gotero.
Se recomienda alimentar a los bebés menores de 6 meses con leche materna en forma exclusiva, continuando un mínimo de dos años, mientras se agregan otros alimentos.
OTROS CUIDADOS
Lavarse las manos frecuentemente con jabón durante 20 segundos y evitar toser o estornudar en la cara del bebé.
Fuente: Liga de La Leche Argentina
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