7/4/17

¿Saben el chiste de por qué la lactancia es gratis?

Fuente: http://amenphotography.com/index2.php
Sí, es bastante gracioso, porque solo es gratis si no valoramos el tiempo y la energía de las mujeres. Cualquier madre dirá cuánto tiempo y energía requiere licuar su cuerpo, disolverse literalmente a sí misma, para alimentar a ese precioso y pequeño caníbal.
Los mamíferos succionamos en busca de leche. En la Universidad Estatal de Arizona, en el Laboratorio de Lactancia Comparativa, decodifico la composición de la leche materna para entender su complejidad y cómo influye en el desarrollo infantil. Lo más importante que he aprendido es que no hacemos lo suficiente para apoyar a madres y bebés. Y si fallamos a madres y bebés, fallamos a todos los que aman a las madres y a los bebés: Los padres, las parejas, los abuelos, las tías, los amigos y parientes que constituyen nuestras redes sociales humanas. Es hora de abandonar las soluciones y los lemas simples, y de abordar los matices.

Yo fui muy afortunada de enfrentar de lleno esos matices desde muy temprano, durante mi primera entrevista con una periodista cuando me preguntó: "¿Cuánto tiempo debería una madre amamantar a su bebé?" Y fue esa palabra "debería" la que me dejó pasmada, porque nunca le diría a una mujer qué debería hacer con su cuerpo.

Los bebés sobreviven y prosperan porque la leche materna es alimento, medicina y comunicación. Para los niños pequeños, la leche materna es una dieta completa que proporciona los componentes necesarios para sus cuerpos, que modela sus cerebros, es el combustible de su actividad. La leche materna también alimenta los microbios que hacen colonia en el tracto intestinal del lactante. Las madres no solo comen para dos, sino comen para dos a la potencia de billones. La leche proporciona inmunofactores que ayudan a combatir los patógenos y la leche materna proporciona hormonas que comunican al cuerpo del bebé.

Pero en las últimas décadas, damos la leche por sentado. Dejamos de ver lo simple. Pensamos la leche como estandarizada, homogeneizada, pasteurizada, empaquetada, en polvo, aromatizada y de fórmula. Abandonamos la leche de la bondad humana y pusimos nuestras prioridades en otro lugar.
En los Institutos Nacionales de Salud en Washington DC está la Biblioteca Nacional de Medicina, que tiene 25 millones de artículos, el cerebro de las ciencias de la vida y la investigación biomédica. Podemos usar palabras clave para buscar esa base de datos y, al hacerlo, descubrimos casi un millón de artículos sobre el embarazo, pero mucho menos sobre leche materna y lactancia. Al buscar el número de artículos que investigan la leche materna, vemos que sabemos mucho más sobre café, vino y tomates.
Sabemos más del doble sobre la disfunción eréctil.

No digo que no deberíamos saber sobre esas cosas... Soy científica, creo que deberíamos saber sobre todo. Pero que sepamos mucho menos sobre la lactancia materna, el primer fluido que un mamífero joven está adaptado para consumir, debería enojarnos. A nivel mundial, 9 de cada 10 mujeres tiene al menos un hijo en la vida. Es decir, nacen cerca de 130 millones de bebés cada año. Estas madres y bebés merecen nuestra mejor ciencia.

Estudios recientes han demostrado que la leche no solo desarrolla el cuerpo, sino que alimenta el comportamiento y modela el neurodesarrollo. En 2015, se descubrió que la mezcla de leche materna y saliva del bebé - sobre todo, la saliva del bebé - produce una reacción química que genera peróxido de hidrógeno capaz de matar el estafilococo y la salmonella. Y de los seres humanos y otras especies de mamíferos, estamos empezando a entender que la receta biológica de la leche puede ser diferente si se produce para hijos o hijas. Cuando buscamos leche de donante en la unidad de cuidados intensivos neonatales, o fórmula en el estante de la tienda, es casi todo lo mismo. No pensamos que los hijos y las hijas pueden crecer a diferentes ritmos, o de diferentes maneras, y que la leche puede ser parte de eso.
Las madres han recibido el mensaje. Y la gran mayoría de las madres quieren amamantar, pero muchas no alcanzan sus metas de lactancia materna. No es su fracaso; es nuestro. Situaciones cada vez más frecuentes como obesidad, trastornos endocrinos, cesáreas y nacimientos prematuros pueden perturbar la biología de la lactancia. Y muchas mujeres no tienen apoyo clínico bien informado.
Hace 25 años, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF establecieron criterios para considerar los hospitales como favorables a los bebés, pues proporcionan el nivel óptimo de apoyo para el vínculo madre-hijo y para la nutrición infantil. Hoy, solo 1 de cada 5 bebés en EE.UU. nace en un hospital favorable al bebé. Este es un problema, porque las madres pueden enfrentar muchos problemas en los minutos, horas, días y semanas de lactancia. Pueden tener dificultades con la posición de lactancia, con el dolor, con la bajada de la leche, y con las percepciones de producción de la leche. Estas madres se merecen personal clínico bien informado que entienda estos procesos.
Las madres me llamarán cuando atraviesen estas dificultades, llorando con voces temblorosas. "No funciona. Se supone que naturalmente debería poder hacerlo. ¿Por qué no funciona?" Y solo porque algo sea evolutivamente ancestral no significa que sea fácil, ni que seamos instantáneamente buenos en ello. ¿Saben qué otra cosa es evolutivamente ancestral?
El sexo. Y nadie espera que empecemos siendo buenos en ello.

Los clínicos brindan mejor cuidado equitativo y de calidad si tienen educación continua sobre cómo apoyar mejor la lactancia materna. Y para tener esa educación continua, debemos anclarla a la investigación de vanguardia tanto en ciencias de la vida como en ciencias sociales, porque tenemos que reconocer que muy a menudo los traumas históricos y los sesgos implícitos se interponen entre una madre primeriza y su médico. El cuerpo es político. Si nuestro apoyo a la lactancia materna no es intersectorial, no es aceptable. Las madres que deben regresar al trabajo, porque países como EE.UU. no proporcionan licencia por maternidad remunerada, quizá tengan que volver a trabajar unos días después de dar a luz.

¿Cómo optimizamos la salud materno infantil instruyendo a las mamás sobre la leche materna sin darles el apoyo institucional que facilite el vínculo madre-hijo para apoyar la lactancia materna? La respuesta es: no podemos. Les hablo a Uds., legisladores, y a los votantes que los eligen. Les hablo a Uds., empleadores y gremios de negociación colectiva, trabajadores y accionistas. Todos tenemos un interés en la salud pública de nuestra comunidad, y todos desempeñamos un papel para lograrlo. La leche materna es una parte para mejorar la salud humana. En la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, cuando nacen los bebés prematuros o enfermos o heridos, la leche o los componentes bioactivos de la leche pueden ser vitales. En ambientes o ecologías, o comunidades en alto riesgo de enfermedades infecciosas, la leche materna puede ser increíblemente protectora. En emergencias como tormentas y terremotos, cuando hay cortes de electricidad, cuando no hay agua potable disponible, la leche materna puede mantener a los bebés alimentados e hidratados. Y en el contexto de crisis humanitarias, como las madres sirias que huyen de las zonas de guerra, las gotas más pequeñas amortiguan en los bebés los mayores desafíos mundiales.
Pero entender la leche materna no es solo dar mensajes a las madres y a los responsables políticos. Es también entender qué es lo importante en la leche materna para ofrecer mejores fórmulas a las mamás que no pueden o no amamantan por alguna razón. Todos podemos hacer un mejor trabajo de apoyar la diversidad de las mamás que crían a sus bebés en una diversidad de maneras.

Mientras las mujeres en el mundo luchan para lograr igualdad política, social y económica, debemos re-imaginar la maternidad no como aspecto central, nuclear de la condición de mujer, sino como una de múltiples facetas que en potencia hacen geniales a las mujeres.

Conferencia de Katie Hinde


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